La bóveda central

Un espacio de escala monumental

El área de una iglesia donde se ubica la mayoría de los bancos para los feligreses se conoce como la nave. El gran legado de los frailes dominicos, fundadores del templo en 1532, fue este impresionante espacio central largo que corona una bóveda de cañón semicircular en ladrillo y culmina en el área del altar.
Los dominicos ocuparon la iglesia por más de tres siglos y se encargaron de la evangelización de indígenas y nuestros propios colonizadores. Para albergar a todos ellos fue que construyeron este templo tan espacioso.
Arriba, ventanas de celosías fijas ventilan la iglesia. Los arcos a un lado y otro de la nave son de estilo renacentista y origen romano.

Detente en el centro de la bóveda y mira hacia atrás

Sobre la entrada principal se alza el área en que músicos y el coro se ubicaban antes y también ahora. En la última restauración del templo aparecieron tres elementos singulares que se observan aquí.
Las aperturas verticales al lado del ventanal central – conocidas como aspilleras – servían para disparar en caso de ataques por indios del Caribe, piratas y corsarios.
Hay dos ventanas similares en el primer piso. Selladas por siglos, aparecieron al remover el cemento con que se encalaron los muros históricos cientos de años atrás.

Busca el fantasma de un techo bajo el arco de la bóveda

La forma triangular que se distingue al fondo, a modo de bajorrelieve sobre el coro, arriba, indica la huella original del techo a dos aguas en madera y paja que cubría la nave antes de que se sustituyera por la bóveda en ladrillo.
El pasado también se hace presente en el círculo que revela la reparación original en ladrillo del proyectil que golpeó la iglesia durante la Guerra Hispanoamericana de 1898. Son muchas las cicatrices arquitectónicas que se evidencia en San José.

Sobre las luminarias colgantes

Durante el tiempo en que los sacerdotes jesuitas estuvieron a cargo de la iglesia, pintaron el interior de la nave para asemejar la bóveda celeste, con estrellas salpicadas sobre un fondo color azul. Lo sabemos por fotografías antiguas, pues no queda rastro físico alguno.
Las luminarias colgantes – de diseño contemporáneo – se componen de cientos de cilindros de cristal que, al mirarse desde abajo, asemejan estrellas.